
La rebelión militar contra la República fracasó en las grandes ciudades, donde militantes de sindicatos y partidos de izquierda consiguen plantar cara al ejército y parar el golpe militar.
En Barcelona y Bilbao, la Guardia Civil y la Guardia de Asalto se mantienen fieles a la República.
Una buena parte de los generales y del ejército permaneció fiel a la República, pero ésta carecía de oficiales superiores con experiencia en infantería de combate. Por contra, el ejército rebelde contaba con las expertas unidades de combate del ejército africano y la mayoría de los coroneles jóvenes
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